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jueves, 27 de septiembre de 2018




En el libro "Verdad que exige un veredicto" de Josh McDowell, se encuentra el siguiente comentario:


Si se destruyeran todas las Biblias en todas las grandes ciudades, el Libro podría ser restaurado en todas sus partes esenciales a partir de las citas de ella en las estanterías de las biblioteca pública de la ciudad.
The Greates English Classic by Cleland B. McAfee

Eso me lleva a pensar si se destruyeran todas las Biblias en todas las grandes ciudades, ¿el Libro de libros podría ser restaurado en todas sus partes esenciales con lo que digo, hago o pienso?



Jesús lloró

Hace poco una familia; que aprecio mucho, padeció la perdida de un ser querido. Al enterarme de esta lamentable noticia, meditaba en como darles unas palabras sinceras de aliento. Pensando en ello, noté que muchas veces tratamos de infundir aliento a personas que pasan por dicha situación, con palabras como “mi mas sentido pésame” ó “lo siento mucho” pero ¿realmente sentimos su dolor?
Al hacer una reflexión, detenidamente en esa pregunta me di cuenta que tal vez no llegamos a sentir el dolor de perder a un familiar, pero si compartimos su dolor porque son personas que nos importan y nos duele verlas sufrir.

De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.  

1 Corintios 12:26

Me dí cuenta que por mas que me esforzara no podría darles un consuelo absoluto, pero hay alguien que si, su nombre es Jesucristo. En ese momento se me vino a la mente un pasaje que se dice así:


Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. Juan 11:33-36


Me llama mucho la atención que Jesús no fue y trato de evadir el dolor de ellos con palabras como “tranquilas, no pasa nada”, sino realmente se conmovió y sintió su dolor, y dice: Jesús lloró, ¡IMAGÍNESE A JESÚS LLORANDO!


Jesús puede traer consuelo y paz a nuestras vidas en cualquier situación, pues el se hizo carne, habitó entre los hombres y llevó nuestras dolencias.



Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 
Hebreos 4:15